Enero 9, 2016 (Soy yo contra mí mismo)

Somos lo que elegimos ser. Yo no creo que sea del todo cierto. Por ejemplo, yo quisiera ser investigador pero la inteligencia no me da para eso así que debo estudiar mucho para compensarlo. Antes de eso quise ser músico pero tampoco tuve la capacidad para entener del todo la teoría de solfeo elemental para dedicarme a tan hermosa arte. Y también quise ser feliz, pero eso ha sido lo más difícil hasta ahora.

Estoy ansioso, tengo mareos, me tiemblan las manos, muerdo nada con fuerza. Me siento triste, estoy mal otra vez. De pronto el abandono que creí haber dejado atrás vuelve para recordarme que soy débil, que no tengo futuro, que no hay nada más aquí para mí; de pronto se desvanecen las razones para vivir y el nihilista que una vez fui renace como el fénix. De pronto quiero llorar y no puedo, no hay lágrimas, y si las hubiera no tendría ya que derramarlas. Pero no vale derramar lágrimas porque no quiero sentirme mejor, ese es el problema.

A veces solo puedes llorar sin derramar lágrimas, en silencio, como siempre. Y nadie lo entiende, no pueden, no pueden porque no saben lo difícil que es vivir sin nunca llegar a ser tu mejor versión, sin cumplir tus expectativas, sin ver realizados tus más pequeños sueños.

Soy yo contra mí mismo y temo un día vencerme, y que ya no sufra ni llore sin lágrimas, que no ria ni grite sin voz; temo perderme en el camino, aislado de la gente que quiero y de los que me quieren; temo caer al dar el siguiente paso y que esta vez se me vaya la vida entera.


Entiendo que lo que estás pasano no es fácil, porque además están otras cosas en tu mente. Yo estaré aquí para ti.

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