Enero 19, 2016 (Vida senil)

Supongo que la recomendación sería: búscate una mujer en la iglesia. Pero no es buena alternativa porque aunque si algo sale mal se puede llegar a sufrir igual (o peor por aquella idea de que son mejores mujeres), hay algo más fuerte y verdadero que me lo impide: para ellas no valgo nada. Solo los naturalmente atractivos y aquellos que están involucrados en algún servicio son considerados como candidatos por esas mujeres. Yo no cumplo con ninguno de los requisitos, así que el ineluctable pensamiento sobre «si no lo ves hacer, no vale», es una hegemonía en sus mentes.

Me he preocupado más por mi carrera que por mi compañía, no extraño a mis compañeros sino las clases. Lo hago porque mucha gente se ha llevado algo de mí sin intercambio. Así fue que decidí trabajar en mi persona para poder cuidar de quienes han estado siempre conmigo: mis padres, mis hermanos y hermanas, mis perros.

Mi estilo de vida senil y por momentos atávico me ha llevado a lo que soy. Y está bien porque como a los viejos, se me va a ir pronto la vida.


PD. Apareció la jefa contestando un correo del año pasado, dice que se divirtió en la fiesta y que me echó de menos. También dice que soy una de sus personas favoritas. Vaya momento en que se digna aparecer.

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