Junio 21, 2016 (Allá por 2014)

Hace tiempo ya que he querido escribirte algo pero no sé qué. Supongo que debería disculparme por de repente dejar de escribirte y evitarte pero es que tuve una serie de eventos que no me hicieron bien.

Hace dos años me diagnosticaron crisis de ansiedad y no ha sido fácil vivir así. Deben ser tres años desde que me he sentido así, desesperado, temeroso y funesto. Y algo de eso comenzó cuando fuera de tu casa nos asaltaron. Es extraño estar así, pero sobre todo es exasperante porque ahora no puedo viajar en metro, por ejemplo, ni puedo ir a antros y lugares con música a alto volumen y sin sanitarios (no es que acostumbrara ir a antros y esos lugares, nunca me han gustado).

Y ahora me vuelven las ganas de saber de ti, de escribirte y escuchar todo lo que me he perdido en estos años. Es mucho tiempo para unas cuantas palabras así que valoraría el tomarnos un tiempo para hablar.

Hace una semana pasé por tu casa –en realidad, me refiero a unos cuantos kilómetros– y recordé cuando salíamos. También recordé lo afable de tu familia.

Lo confieso: algunas veces me parece que te extraño.

Pero no te preocupes que esto se queda en mí y no lo sabrás.

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