Marzo 25, 2016 (como vitamínico para mi cuerpo)

El sol se ha ocultado ya y no estás a mi lado; mas tengo de consuelo tu esencia en mi corazón, en cada pensamiento, en canciones, versos, imágenes, palabras. Te escribo como esperando a que leas esto, como esperando que un día solicites estas cartas guardadas y me quites el gusto de ser yo quien te lea todo lo que he escrito.

A veces me da por pensar que eres como un antídoto para mi ansiedad, como un remedio para mi soledad, como vitamínico para mi cuerpo enfermo de ti, débil por tu ausencia, cansado de tu espera.

El médico me ha recetado un antidepresivo para olvidar mi soledad, para cubrir mis miedos y dormir bien. Quisiera no pensar en el peor de los casos de esto pero es que la melancolía de mi alma me entierra como a un muerto, inmóvil, encerrado, frío.

No lloraría por mí, preferiría reír de lo absurdo de mi vida, del sinsentido de mi existencia; pero sé que todo sería distinto si estuvieras aquí y no fuera solo tu fantasma quien me acompañe cada noche hasta que me quedo dormido.

No te vayas, quédate. Te quiero, te necesito.

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