Febrero 5, 2016 (Gloria)

Ayer comimos tamales por el día de la candelaria. Ahí estaba una chica vestida muy informal, más de lo que estoy acostumbrado a ver ahí (y es que todos usan jeans y playera, o shorts y tenis). Ella traía una sudadera, gorra, una coleta y un vendaje en la parte derecha de la boca, al parecer se desgarró por abrir mucho la boca. Eso es muy extraño, no sabía que pudiera pasar. No creí que fuera parte del equipo de investigación, pues resulta que aquí hay muchas mujeres bonitas y en vigilancia también hay una.

Hoy fuimos a casa de Vero, celebrando lo bien que les fue el año pasado con la publicación de una docena de papers, el ingreso de Alejandro a la Academia de Ciencias de Morelos, y otras cosas que no recuerdo. Cuando llegué ya estaban Alejandro y su mamá (una señora elocuente y muy agradable), Alejandra, Daniel (él está en los laboratorios de abajo y es muy celoso de su mochila), Lety, Sergio y Graciela, su esposa. Unos minutos después llegó la señora Graciela (otra) que es quien hace la limpieza en la Unidad, la llevaron unas personas de vigilancia en la entrada del Instituto. Y también estaba Gloria, a ella la había visto el día anterior cuando comimos tamales y lucía totalmente distinta, ahora vestía una playera ligeramente holgada con un estampado de lobo, jeans ajustados, tenis; traía suelto el cabello, largo y lacio. Totalmente diferente. Por un momento, cuando ella encendía el carbón, el movimiento de su cabello me hizo recordar a Carlos Sadness. Totalmente diferente. Dicen que cuando se pone más maquillaje, luce como una modelo, y lo creo porque además no es de baja estatura.

Karel llegó más tarde junto con su esposa y sus hijos. También más tarde llegó Luciana y su esposo Pablo, él es guitarrista y en una ocasión apareció en el programa de Cristina Pacheco. Llegó otro Alejandro que no conozco, también el hijo de Graciela y Sergio. Todo estuvo muy bien.

PRINCIPIO DE ATAQUE DE ANSIEDAD. Casi cedo, pero le escribí a Jess, a Diana, al patrón, esperando que alguno contestara y así pudiera distraerme. Diana me salvó. Yari dice que puedo escribirle cuando lo necesite y Jess que puedo llamarla; ahora están esas otras ayudas.


P.D. Gracias. Eres tú. Y me gusta cómo eres, me gusta hablar contigo, conocer tus pensamientos y opiniones, a veces coincidimos (como en la fatídica denigración del español por los jóvenes), y a veces no (en cosas como el matrimonio); pero esa diferencia es la que nos hace bien, la que nos da la oportunidad de enfrascarnos en discusiones absurdas o profundas, en desacuerdos, en conocernos, en respetarnos, en querernos.

Y aunque tengo la costumbre de desvalorar a la gente, contigo no pasa, porque sería como tirar una parte de mí a ningún lado, como desperdiciar una oportunidad irrepetible. Es el ocio el que me hace escribir, el que me mantiene despierto pensando en qué más decir, el que mañana va a acabar conmigo.

Eso es todo, es mi postdata, es una más de mis memorias.

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