Diciembre 6, 2015 (Entérate que cada día quiero escribirte)

Estos días ha estado haciendo mucho frío. Por las mañanas la neblina cubre las calles, las oculta y espera la salida del sol (si las nubes lo permiten) para revelarlas. Estos días se deben aprovechar para abrazar a quien se quiere con el pretexto de las bajas temperaturas; para tomar café caliente o ponche de frutas, leyendo o escribiendo, si las manos todavía no están entumidas.

Estoy cobijado, a punto de dormir, y las ganas precisamente de escribir me provocan insomnio. No tardo, ya termino.

Escucho a Nina Simone. Hay gente en la calle escuchando música (banda, quizá), bebiendo. Por la mañana estudiaba un poco, la tesis me tiene bastante ocupado y eso que aún no está formalmente registrada. Es como hacer un propedéutico para un posgrado o algo así. Por la mañana, también, pensaba en ti. Siempre me acuerdo de ti.

A veces, cuando quiero recomendarte una canción o una lectura, me pasa que no sé qué elegir. De pronto me siento como un niño, como si no supiera nada. Y entonces elijo algo sin saber si te gustará o no. Y eso me llena de incertidumbre que luego se convierte en emoción. La intriga de lo desconocido.

Entérate que cada día quiero escribirte pero a veces no sé de qué hablar. Creo que decir simplemente «buenos días» o «buenas noches» no son lo más adecuado, sobre todo porque estoy seguro de que por no escribirte o querer escribirte diario, al hacer solo eso, se volvería una costumbre de las malas, de esas que dicen los neurólogos que no ejercitan el cerebro. Por eso prefiero guardar todo y un día escribirlo; eso sí, no todo (para este momento ya estoy escuchando a Amy Winehouse).

Hay tantas cosas que quisiera decir que no pararía de escribir al menos por unas horas.

Ayer buscaba una carta recitada de Sabines para compartirla contigo (no he leído mejor carta que esa). Pero no está. Por el momento pensé en grabarla yo mismo aunque no tengo voz de declamador. Lo voy a pensar.

Bien, ya termino. Descansa y ten un gran domingo. Toma chocolate o café, o mejor aún, ponche de frutas. Cuídate mucho, Maribel. Quiérete siempre. Abraza con el frío como pretexto. Disfruta del sueño y sigue siendo tan admirable e intrigante como hasta ahora.

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