Diciembre 21, 2015 (Si supieras que me estoy muriendo por verte)

Me sorprendió que de pronto hicieras más preguntas que las de costumbre (aunque para ser sinceros, usualmente soy yo quien hace las preguntas, tú solo contestas y escribes, casi nunca preguntas).

¿Que cómo estoy? Si supieras que me estoy muriendo por verte, por mirarte a los ojos, por sentirte cerca, caminar a tu lado y tomarte de la mano. Estoy enamorado de ti, eso lo sé, lo saben todas las cosas en mi habitación, lo sabe mi guitarra que me acompaña cuando te canto sin que escuches, lo sabe mi pluma con que te escribo esto, lo sabe mi corazón cuando recibo un mensaje tuyo.

Esa pregunta fue extraña. Luego dijiste que estabas por hacer cambios en tu vida y al leer eso mi ser se estremeció para al final saber que se trataba nada más de un cambio de trabajo. Eso es bueno, es un mejor empleo en el que seguro aprenderás mucho más y crecerás en el ámbito profesional. Me da gusto, yo a veces no sé qué voy a hacer de mi vida, creo que la investigación va a ser más difícil de lo que pensé, luego me entristezco al creer que no podré con lo que viene. Pero me consuela saber que si no se da lo de la investigación, siempre se puede trabajar de algo, de lo que sea.

Me gustaría dar clases en una preparatoria o en una universidad para enseñar a los jóvenes a apreciar el conocimiento.

Como te dije, hace mucho que no hago poesía (o hacía, he terminado dos [quizás solo uno] poemas estos días, aquí mismo los he escrito), me gustaba pensar en lo que te diría al encontrarte alguna vez por casualidad en la facultad (qué digo casualidad, causalidad). Y tenía tantas cosas que a veces lamentaba no grabarlo para transcribirlo aquí. Esto es solo un poco de eso.

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