Diciembre 14, 2015 (Te voy a querer para siempre)

Un día de estos te voy a querer para siempre. No es que todavía no lo haga, es que todavía no lo sabes. Cada noche, al descansar, te pienso hasta que me quedo dormido, te pienso tal y como te recuerdo: seria, incierta, desconocida. Y te imagino de una nueva forma, con una particular personalidad que aunque quizá no te representa, me permite mantener tu imagen viva en mi mente.

Un día de estos te voy a querer para siempre y no vas a querer dejarme. Caminaremos juntos por los parques, visitaremos museos y bailaremos en las plazas. Todavía no sé bailar pero tú puedes ayudarme con eso; hasta antes de ti no tenía motivos para aprender a bailar. Jugaremos en la sala, miraremos películas en el cine, comeremos a las tres y tomaremos café por las mañanas. El café se toma sin azúcar y el amor sin condiciones.

¿Es posible alcanzar esa forma de amor? Todavía no lo sé. No lo sé porque no he querido averiguarlo, y porque no me dices nada. Tu silencio es mi silencio, y tus palabras mi consuelo.

Quisiera despertar pronunciando tu nombre y que tú lo supieras; quisiera hacerte ver que te quiero como debe quererse a alguien, una vez y para siempre ¡Si supieras todo lo que te digo cuando no estás! Si estuvieras cuando lo hago, sabrías todo lo que eres, te descubrirías en mí sin velos ni máscaras; y te miraría a los ojos y no diría nada pues con solo verte sabrías que te quiero.

Voy a quererte muchísimo, no demasiado pues querer demasiado es querer más de lo necesario ¿más de lo necesario? ¡Como si el amor tuviera un límite! No te puedo querer demasiado porque no se puede querer más de lo necesario. Pero déjame quererte mucho, y más cada día y cada noche. Déjame quererte en el desayuno y al atardecer, cuando el sol hace marrones las nubes y tus ojos hacen temblar mis pies. Déjame quererte los sábados antes de entrar al cine y los domingos después de salir de la iglesia. Si me dejas que te quiera, amor, querida, amiga mía, te querré para siempre, desde ahora. Y la muerte estará celosa porque ni ella podrá apagar mi amor por ti, porque si muero mi amor se queda contigo y en mi corazón estarás por la eternidad, y si mueres, haré maletas y me iré contigo.

Un día te voy a querer para siempre y quizá ese día este próximo. El frío de la noche entume mis dedos y esta cama mía no basta para hacerme descansar, me falta algo, me faltas tú. Me veo en la necesidad de escribirte todo esto, de pensarte como siempre, de saberte como nadie. Cierro los ojos para verte y de nuevo surgen la palabras, la urgencia de quererte, de decirte nada y que escuches todo. Mis latidos son de tres pulsaciones, como de tres sílabas es tu nombre: sístole-diástole-sístole, diástole-sístole-diástole (otra vez); yo les puse nombre, el tuyo, siempre a partir de ahora.

Un día de estos te voy a querer para siempre. Date prisa porque estoy seguro de que ese día va a ser hoy.

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