Agosto 30, 2015 (Cierro los ojos y ahí estás tú)

Me emociona saber que te gusta la poesía. Ese poema favorito tuyo es bueno, me ha gustado. Antes de ver la película que me habías recomendado, no había leído nada sobre Benedetti, y ahora ya sé algo sobre él gracias a ti.

Cierro los ojos y ahí estás tú.
Te miro como siempre, ansioso de ti, de tu voz y tu mirar.
Y sonríes y todo lo demás pierde sentido
y las aves cantan, las abejas polinizan las flores,
y me tienes de nuevo entre tus manos, desnudo, indefenso.

Abrazo tu cintura, desesperado, sediento de tu voz,
hambriento de tu risa, asfixiándome en tu perfume.
Te grito que te quiero y no me escuchas,
me dejas como siempre, esperando tu corazón, tu latir por mí.

Y te canto cual ave en primavera,
y el cortejo del sol hacia la luna al atardecer toma sentido.
De noche te deseo, por la tarde te extraño, y de día te quiero.

Escucha a mis ojos decir «te quiero»,
mira mis oídos cuando leen tus mensajes,
siente mis memorias desde muy adentro,
quiérete más de lo que yo te quiero.

Quédate cuando nada tenga sentido,
cuando la esperanza se haya ido;
y espérame, y ansíame cada día,
hazme olvidar esta melancolía.

Ven, salgamos a ver a Andrómeda,
busquemos el corazón de Orión;
tomemos café con leche en la terraza de un lugar,
dejemos que el amor haga lo demás.

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