Diciembre 29, 2015 (Que tú pudieras leerlo, Maribel)

Acostumbro ir a la iglesia desde hace varios años, mis padres comenzaron a llevarme cuando estaba en la secundaria y desde entonces asisto cada domingo, de ahí que mi hermana menor me diga que cuando se quiere a alguien, primero se debe visualizar antes de conocerse. Listar las características deseadas y pedir a Dios por ella.

¿Cuántas veces de verdad pensamos en lo que queremos de una persona antes de comenzar una relación? A veces uno se enamora del físico o del sentido del humor de alguien y poco a poco va descubriendo cosas que gustan o desagradan de esa persona, ¿puedo vivir con eso? ¿esa costumbre nos va a dar problemas? ¿será capaz de cambiar algo por amor a mí? Respuestas, queremos respuestas, y pronto, antes de enamorarnos más.

Mis padres tienen casi cuarenta años de casados y todavía se aman, a pesar de que a veces tienen diferencias, no se dejan vencer por ellas. Yo quiero pensar que existen todavía esas posibilidades. Por eso escribo lo que siento, para no olvidarlo, para que no lo olvides tú tampoco.

No he dicho todo sobre la inspiración; dije que eran recuerdos y sueños pero no dije de quién. Quizá la conoces pero no como yo (estoy más bien seguro que la conoces). Si un día se da la oportunidad te contaré de qué va esto. Son 40 minutos pasados de la media noche cuando escribo esto y acaba de reproducirse Comfortably numb. Hace calor.

Te voy a compartir esto pero no hoy, no es adecuado.

Una conocida leyó algo que compartí en mis redes sociales y me preguntó si me gustaría que me leyeran. Le dije que sí, pero que lo único que en verdad importaba era que quien me inspiraba pudiera leerlo. Que tú pudieras leerlo, Maribel.

Te quiero, tenlo siempre presente.

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